un hábito nefasto para la salud por otro excelente con el que su
digestión recibirá un gran beneficio: mastique cuidadosamente los
alimentos, no piense más que en esto, sumérjase en la idea de que
este primer acto de la nutrición tienen una importancia capital;
impregne voluntariamente sus alimentos con saliva hasta que se
conviertan en una especie de papilla, y tráguelos voluntariamente.
Muy pronto los mecanismos subconscientes serán reeducados y
podrán sustituirse por el acto voluntario.
Marcel Rouet, El arte de relajarse.
Editorial Alas, 1994.
Marc Vicens, 2014. |